La Tierra de los mil olores es una novela de un tiempo cercano y lejano a la vez. De bienvenidas y despedidas. De alegrías y tristezas. Pero sobre todo, es una historia de amor para aquellos que no creen en el amor.
Como todas las historias, brota de una manera espontánea. No puedes evitarlo. Sin percatarte se apoderan de ti. Son serpientes sigilosas que se enroscan a tu cuerpo y aprietan tu cerebro para dejarlas fluir. Así ha brotado esta.
Es la historia de un instante. Eso es, un instante. Cada vez estoy más convencido de que la vida es un continuo instante.
Si alguien, por casualidad, preguntara en Valverde si recuerdan a Ernesto o María, con seguridad les diré que meterán las manos en los bolsillos, encogerán los hombros y arrugarán su frente. Quizá fuera que no ocurriese en Valverde, o puede que sea más sencillo, solo la recuerde yo.